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Richard P. Feynman. La física de las palabras Page 2


  No conseguía hacer todo lo que quería hacer, porque mi madre me hacía salir continuamente, a jugar.

  Esta realmente me hizo reír. Las dos que siguen ejemplifican su actitud abierta y honrada y cómo no había nada que le gustara más que pensar sobre física:

  Sin embargo, es un problema interesante, y acostumbro a pasar el tiempo en los aviones intentando resolverlo. Todavía no lo he conseguido.

  Debió de ser un día después, aproximadamente, cuando me hallaba tendido en la cama pensando en estas cosas, que imaginé lo que ocurriría si quisiera calcular la función de onda en un intervalo finito posterior.

  Siempre me impresionó su humildad:

  Padezco la enfermedad que aqueja a todos los profesores; es decir, nunca parece haber tiempo suficiente, e inventé más problemas de los que sin duda podremos hacer, y por lo tanto he procurado acelerar las cosas escribiendo de antemano algunas cosas en la pizarra, con la ilusión que tiene todo profesor: que si habla de más cosas, enseñará más cosas. Desde luego, existe solo una tasa finita a la que el material puede ser absorbido por la mente humana, pero no respetamos este fenómeno, y a pesar de ello vamos demasiado deprisa.

  Recuerdo muchos consejos de mi padre: piensa acerca de un problema de matemáticas para ver si tu respuesta tiene sentido. Trabaja para ser directa y honesta en comunicación. Intenta ser amable y atenta. Date cuenta de que la vida es una aventura emocionante. Encuentra algo que hacer que te guste. Trabaja duro. Y siempre, siempre, ¡recuerda tu sentido del humor! No siempre he sido capaz de reírme de mí misma, pero esto era algo en lo que mi padre sobresalía. Recuerdo que una vez se abría camino fatigosamente por un aeropuerto, arrastrando el equipaje, esforzándose por tomar un vuelo de conexión que lo llevara a casa. Y decía entre dientes: «¡Volar es para los pájaros!»; y, al darse cuenta de lo cierto que era aquello, soltó una carcajada y recuperó su ecuanimidad. De todos los consejos que dio, quizá su exhortación a recordar el propio sentido del humor es el más crucial. Hacerlo así me ha ayudado a superar momentos difíciles en mi propia vida.

  Por extraño que parezca, di con una de las citas de mi padre acerca de su padre que resume cómo yo me siento con respecto a mi padre:

  Al no tener experiencia de muchos padres, no me di cuenta de lo extraordinario que era.

  Siempre estaré agradecida a mi padre por haber compartido su vida conmigo, desde los momentos espléndidos, absurdos y alegres, hasta los serios.

  MICHELLE FEYNMAN, 2014

  Foto de Ursula deSwart, cortesía de Michelle Feynman y Carl Feynman.

  Cronología

  1918: Nace en Nueva York el 11 de mayo.

  1939: Se gradúa en el MIT, inicia los estudios de posgrado en Princeton.

  1940-1941: Ayudante de investigación, Universidad de Princeton.

  1942: Se doctora en Princeton.

  1942: Se casa con Arline Greenbaum.

  1943-1945: Trabaja en el Proyecto Manhattan, Los Álamos, Nuevo México.

  1945: Arline muere.

  1945-1950: Profesor de Física Teórica, Universidad de Cornell.

  1950: Profesor visitante en Caltech; pasa un año enseñando en Brasil.

  1950-1959: Profesor de Física Teórica en Caltech.

  1952: Se casa con Mary Louise Bell.

  1954: Obtiene el Premio Albert Einstein.

  1956: Se divorcia de Mary Louise.

  1959: Imparte la conferencia «Hay mucho espacio en el fondo»; plantea dos retos de la nanotecnología.

  1959: Nombrado profesor de la Richard Chase Tolman de Física Teórica, en Caltech.

  1960: Se casa con Gweneth Howarth.

  1961-1963: Imparte las lecciones de física a estudiantes de primer año en Caltech que se convierten en The Feynman Lectures on Physics.

  1962: Obtiene el premio E. O. Lawrence.

  1962: Nace su hijo, Carl Richard Feynman.

  1963: Imparte las conferencias John Danz Lectures que habrían de convertirse en The Meaning of It All.

  1964: Imparte las conferencias Messenger en la Universidad de Cornell, que se convierten en el texto The Character of Physical Law.

  1965: Elegido miembro extranjero de la Royal Society.

  1965: Obtiene el premio Nobel.

  1968: Nace su hija, Michelle Catherine Feynman.

  1972: Obtiene la Medalla Oersted por la enseñanza.

  1973: Obtiene la Medalla de Oro Niels Bohr Internacional.

  1979: Imparte las conferencias sir Douglas Robb sobre electrodinámica cuántica en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, que se convierten en QED: The Strange Theory of Light and Matter.

  1985: Participa como miembro de la Comisión Presidencial que investiga el accidente de la lanzadera espacial Challenger.

  1985: Publica Surely You’re Joking, Mr. Feynman!, que permanece catorce semanas en la lista de libros más vendidos del New York Times.

  1988: Muere en California el 15 de febrero.

  Juventud

  Cortesía de Michelle Feynman y Carl Feynman.

  No conseguía hacer todo lo que quería hacer, porque mi madre me hacía salir continuamente, a jugar.

  – Surely You’re Joking, Mr. Feynman!,[4] p. 17

  Cuando yo era niño, tenía la idea de que se podía tomar la importancia del problema y multiplicarla por la probabilidad de resolverlo. Usted sabe cómo es un chico de mentalidad técnica: le gusta la idea de optimizarlo todo de alguna manera; si puedes tener la combinación adecuada de estos factores, no te pasarás la vida yendo a ninguna parte con un problema profundo, o resolviendo muchos problemas pequeños que otros podrían resolver igualmente bien.

  – Entrevista en Omni, febrero de 1979

  No te desesperes ante los libros de texto estándar y aburridos. Simplemente cierra el libro de vez en cuando y piensa en lo que dicen en tus propios términos, como una revelación del espíritu y una maravilla de la naturaleza. Los libros te dan hechos, pero tu imaginación puede proporcionarte vida. Mi padre me enseñó cómo hacerlo cuando yo era un muchachito sobre sus rodillas, ¡y me leía la Encyclopaedia Britannica!

  – Carta a Rodney C. Lewis, agosto de 1981 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track,[5] pp. 332-333)

  Fui a tomar prestado el libro de cálculo, y la profesora (perdón, la bibliotecaria) me dijo: «Niño, no puedes llevarte este libro. ¿Por qué quieres tomar prestado este libro?». Le dije: «Es para mi padre». De modo que me llevé el libro, e intenté comprender algo. Mi padre miró los primeros párrafos y no podía entenderlos, y esto fue una sorpresa para mí, una pequeña sorpresa, según recuerdo. Fue la primera vez que me di cuenta de que yo podía entender lo que él no podía entender.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Aprendí muy pronto la diferencia entre saber el nombre de algo y saber algo.

  – What Do You Care What Other People Think?,[6] p. 14

  Cuando era un niño y descubrí que el Papá Noel no era real, no me disgusté. Por el contrario, me sentí aliviado porque había un fenómeno mucho más sencillo para explicar de qué manera tantos niños en todo el mundo recibían regalos en la misma noche.

  – Los Angeles Times, 27 de noviembre de 1994

  Cuando yo era joven, lo que llamo el laboratorio era solo un lugar en el que hacer chapuzas, construir radios y artilugios y fotocélulas y todo eso. Me sorprendí mucho cuando descubrí a qué llaman laboratorio en una universidad. Se trata de un lugar en el que se supone que uno mide cosas de manera muy seria. Nunca medí una maldita cosa en mi laboratorio.

  – Entrevista en Future for Science

  [Sobre su primera charla]: Recuerdo que me levanté para hablar, y en la audiencia había aquellos grandes hombres, y era aterrador. Y todavía puedo ver mis manos cuando saqué mis papeles del sobre en el que los tenía. Temblab
an. Tan pronto como pude sacar mis papeles y empecé a hablar, me ocurrió algo que siempre me ha pasado desde entonces y que es una cosa maravillosa. Si hablo de física, me gusta el tema. Solo pienso en física, no me importa dónde estoy; no me preocupo por nada, y todo se desarrolla con mucha facilidad.

  – Entrevista en Future for Science

  El momento en que me di cuenta de que ahora estaba trabajando en algo nuevo fue cuando leí algo acerca de la electrodinámica cuántica en aquella época, y leí un libro, y aprendí sobre el tema. Por ejemplo, leí el libro de Dirac, y tenían aquellos problemas que nadie sabía cómo resolver. No pude entender muy bien el libro porque yo no estaba a la altura, pero en el último párrafo, al final mismo del libro, se decía: «¡Aquí se necesitan algunas ideas nuevas!». ¡Y allí estaba yo! Se necesitaban algunas ideas nuevas, de modo que empecé a pensar en ideas nuevas.

  – Entrevista en el programa de Yorkshire Television Consideremos el mundo desde otro punto de vista, 1972

  [A uno de sus antiguos profesores de instituto]: Otra cosa que recuerdo que fue muy importante para mí fue aquella vez que me llamaste después de la clase y me dijiste: «Metes mucho ruido en clase». Y continuaste diciendo que entendías la razón, que era que la clase era demasiado aburrida en su totalidad. Después sacaste un libro de detrás de ti y dijiste: «Aquí tienes, lee esto, te lo llevas al fondo de la sala, te sientas allí y lo estudias; cuando sepas todo lo que hay en él, puedes volver a hablar». Y así, en mi clase de física, yo no prestaba atención a lo que ocurría, sino que solo estudiaba el Advanced Calculus de Woods en la parte de atrás de la clase. Fue allí donde aprendí sobre funciones gamma, funciones elípticas y a diferenciar bajo un signo de integral. Un truco en el que me convertí en experto.

  – Carta a Abraham Bader, noviembre de 1965 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, pp. 176-177)

  [La CBS] me preguntó qué pensaba yo del sistema escolar de Nueva York, y yo dije que solo soy bueno en física y que no conozco el sistema escolar de Nueva York, excepto por la escuela concreta a la que yo fui hace treinta años. Creo que mi instituto era muy bueno. Ofrecía una gran variedad de cursos de ciencia por aquella época: matemáticas avanzadas, física, química y biología. Algunos profesores me proporcionaron estímulo directo, buenos consejos y me enseñaron cosas específicas fuera de los cursos regulares. Me lo pasé muy bien en el instituto.

  – Carta a Miriam Cohen, noviembre de 1965

  [A su tía]: Es bueno tener noticias de alguien que hace tanto tiempo que me conoce. Has pasado, junto a mi madre, por todas las fases, desde las toallas de baño estropeadas hasta la preocupación de mamá por si yo haría explotar la casa con mi laboratorio.

  – Carta a Jesse M. Davidson, diciembre de 1965 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 181)

  [Sobre su padre]: Era racional; le gustaba la mente racional y las cosas que pueden comprenderse pensando.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Cuando fui al jardín de infancia, que fue mucho más tarde (yo tenía seis años), tenían una cosa en aquellos tiempos que era el «tejido». Tenían una especie de papel de color: un papel cuadrado con rendijas de un centímetro situadas en paralelo. Y teníamos tiras de papel de un centímetro. Uno era la trama y la otra la urdimbre. Se suponía que teníamos que tejer y producir dibujos que fueran regulares e interesantes. Y aparentemente esto es muy difícil para un niño. Se comentaba en especial mi trabajo; la maestra estaba muy emocionada y sorprendida. Yo producía patrones complejos, correctamente, sin ninguna dificultad, mientras que ello era tan difícil para la mayoría de los niños que esto ya no se hace en el jardín de infancia.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Mi padre me solía llevar al Museo de Historia Natural: este era un lugar magnífico. Contemplábamos los huesos de dinosaurio y cosas como estas... ¡era estupendo!

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  [Sobre su padre, que describía los glaciares]: ¡Lo entendió! Lo que era muy importante acerca de mi padre no son los hechos, sino el proceso: el significado de todo. Cómo lo descubríamos; ¿cuál es la consecuencia de encontrar esta roca? Con una vívida descripción del hielo, ¡que con toda probabilidad no es exactamente correcta! Quizá la velocidad no era de 25 centímetros al año, sino de tres metros al año; nunca lo supe; él nunca lo supo. Pero no obstante lo describía, de una manera gráfica, y siempre con un algún tipo de lección relacionada. Del tipo: «¿Cómo piensas que descubrimos estas cosas?».

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  [Sobre su hermana, también física]: Nos oía hablar, y me preguntaba, y yo se lo explicaba. En su caso no era tan directo.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Siempre me molestaba mucho si algo iba mal, o si yo me portaba mal; siempre intenté ser un buen chico.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  La aritmética era muy fácil; era demasiado fácil. Por ejemplo, cuando yo tenía diez u once años, un día una profesora anterior me llamó de una clase para una clase previa en la que había estado, para que explicara a la clase cómo hacer la resta. Yo había «inventado» (según decían) una manera mejor de hacer la resta que la que usaban, y que a ella le gustaba. La profesora la había olvidado, de modo que me llamó a la clase para que se la explicara.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  [Sobre su amigo Bernard Walker]: Yo tenía un amigo que estaba tan interesado por la ciencia como yo, de modo que juntos hicimos muchas cosas; yo tenía unos doce años. Estudiábamos juntos, discutíamos juntos, hacíamos experimentos de química.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Yo no era bueno en atletismo. Esto siempre me preocupó: me sentía como una nenaza porque no podía jugar a béisbol. Era para mí, en una edad infantil, un asunto muy serio. Tuve dificultades en aprender a ir en bicicleta... Con cierta frecuencia, me expulsaban del grupo. Teníamos una cabaña, y cada vez que me expulsaban del grupo yo inventaba alguna cosa, como un periscopio para la cabaña o un diseño para un segundo piso, o alguna otra cosa.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Pusimos ferrocianuro de sodio (¿ferrocianuro de sodio?) o algo, en las toallas, y otra sustancia, una sal de hierro, probablemente alumbre, en el jabón. Cuando se unen, producen tinta azul. De modo que se suponía que íbamos a tomarle el pelo a mi madre, ¿sabe? Se iba a lavar las manos, y después, cuando se las secara, sus manos se volverían azules. Pero no pensamos que la toalla se volvería azul. Esto ocurría en la época de Cedarhurst.[7] En cualquier caso, mi madre se horrorizó. Gritaba: «¡Dios mío, mis toallas buenas!». Pero siempre cooperaba. Nunca le asustaron estos experimentos.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  [Sobre hervir agua]: Recuerdo que utilizaba las bandejas de revelar, que eran enceradas, de modo que estaban aisladas, ponía agua en ellas y la hacía hervir... y al final contemplaba el fenómeno más hermoso, cuando toda el agua hierve y desaparece, y las últimas gotas de agua quedan, se secan y producen chispas, porque rompen el circuito. Y
las chispas se desplazan, porque se rompen aquí, pero el agua fluye, ¿sabe?, y fluye aquí y conecta, y después produce otra chispa aquí, y finalmente, aquellas líneas de sal, y hermosas líneas de chispas amarillas y azules. De hecho, ahora que usted me lo recuerda, pienso que tengo que preparar una y ver qué aspecto tiene, después de todos estos años. Solía hervir agua continuamente con esta cosa.

  – Entrevista con Charles Weiner, 4 de marzo de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Tuve muchos problemas, porque recuerdo, mi amigo y yo... el hombre dibujaba en la pizarra (todavía lo recuerdo, ¿sabe?, iba a explicar cómo funciona un sistema de proyección, ¿sabe?, el proyector que forma imágenes en la pared), de modo que dibujó una bombilla, y dibujó una lente y así para explicarlo. Y después dibujó líneas que surgían paralelas de la bombilla, los rayos de luz iban paralelos entre sí. Y así, no recuerdo si fui yo o fue mi amigo, pero uno de nosotros dijo: «Pero esto no puede ser así. Los rayos salen del filamento radialmente, en todas direcciones». No sé si utilizó el término «radialmente», pero en cualquier caso nos explicamos. Se dio la vuelta y exclamó: «¡Yo digo que van paralelos, de modo que van paralelos!». Bueno, esto no nos sentó nada bien porque yo sabía, con seguridad, que no importara lo que él dijera, los rayos no iban paralelos.